LA CONECCIÓN ABORTO-CÁNCER AL PECHO


Una Entrevista Con Joel Brind, Ph.D.
por Janet Podell


En enero de 1997, la revista Jornal de Medicina de Nueva Inglaterra publicó el estudio de un equipo de epidemólogos daneses quienes aclamaban probar que el tener un aborto no aumenta en la mujer el riesgo a desarrollar cáncer en los pechos. El estudio, que fue examinado y computarizado en los archivos médicos de 1,5 millon de mujeres danesas nacidas entre 1935 y 1978, fue aclamado como definitivo por los proponentes al aborto.

Más el doctor Joel Brind, y professor de endocrinología en Baruch college de la Ciudad Universitaria de Nueva York, expuso serias fallas en el estudio danés. Los investigadores dejaron de obtener historial de abortos de miles de mujeres mayores en el estudio -precisamente mujeres que tenían una correlación entre aborto y cáncer al pecho. Asimismo, cabalmente un cuarto de las mujeres en el estudio eran menores de 25, demasiado jóvenes para lograr una comparación equitativa, porque el cáncer al pecho no se presenta en mujeres tan jóvenes.

Junto con tres bioestadísticos de la Universidad del Estado de Pennsylvania, Brind ganó atención en octubre de 1996 como el co-autor de un meta-análisis de 23 estudios sobre la conección aborto-cáncer al pecho (apportion-breast cancer (ABC)). Sus análisis, publicados en la Asociación Médica Británica Journal of Epidemiology and Community Health (Jornal de Epidemiología y Salud de la Comunidad), encontró un 30 porciento aumento en el riesgo de cáncer al pecho entre mujeres que abortaron o sufrieron la pérdida sobre mujeres que no. En la primavera de 1997, Brind comenzó a publicar un artículo informacional Abortion-Breast Cancer Quarterly Update (Cuatrimestral de Adelantos Aborto-Cáncer al Pecho).

En una reciente entrevista con FFL, Brind habló acerca de la altamente cargada política sobre investigaciones al aborto, las cuales, dijo él, se imponen en lograr políticas de salud sin peligro y ciencias. "Si no fuera por la política, la conección ABC se habría anunciado muchos anos atrás. El peso de la evidencia es por lo menos igual y tan consistente como por otras cosas universalmente conocidas de ser factores de riesgo". De los 30 estudios hechos internacionalmente desde 1957, él anota, 24 demuestran un creciente riesgo, incluyendo 10 de los 11 estudios hechos en los Estados Unidos.

Brind, quien se interesó en la búsqueda del cáncer desde jóven, ahora trabaja para ganar acceso a lo que él llama "el mejor banco de datos del mundo", es el del Estado de Nueva York, donde 100,000 abortos se hacen anualmente y donde certificados de muerte de fetos han sido coleccionados desde 1970. Por lo menos, él no ha sido bloqueado por oficiales de salud del estado. En efecto, anota Brind, un estudio publicado en 1989 muestra "que casi se duplicó el riesgo al cáncer al pecho antes de los 40 en mujeres a quienes se les indujo el aborto. Este estudio se realizó por el Departamento de Salud del Estado de Nueva York. Aún el gobierno del Estado de New York sigue financiando abortos y no da ningún tipo de advertencia al público".

En medio del rechazo masivo que rodea toda evidencia de enfermedades causadas por abortos, es posible, dice Brind, que el riesgo a que los practicantes de abortos y oficiales de salud del gobierno sean penalizados por no admitir al público que el aborto produce cáncer, eventualmente les ocasionará prestar más atención. El presentó recientemente su descubrimiento a un grupo de obstétricos/ginecólogos en California, incluyendo varios que realizaban abortos. "Fue sobriamente recibido. Gente que tiende a ser habladora estaban callados. Si las personas que hacen los procedimientos asociados con el aumento de riesgos están deseosos a escuchar la evidencia, quiere decir que están interesados en dar alguna consideración, aunque por ninguna otra razón que por no querer ser expuestos y arriesgar su seguridad. Cirujanos en un número de estados, incluyendo Florida y Oklahoma, han llevado el tema ante legislaturas estatales con la esperanza de obtener leyes de información-consentimiento donde requieren que los proveedores de abortos expliquen a sus clientes los riesgos potenciales al cáncer al pecho.

En efecto, Brind quisiera ver el tema llevado a nivel nacional. "Será enórmemente útil generar advertencias informativas al público y tener la jerarquía del Instituto Nacional de Cáncer a que defienda su horrible, e incientífica forma de salud anti-mujeres a un comité congresional y ante el público americano".

Brind, quien ha sido atacado porque contribuye con artículos a publicaciones pro-vida, enfatiza que los miembros de su grupo de investigación mantienen una variedad de opiniones sobre el aborto, ninguno de los cuales interfiere con su objetividad como científicos. "En cuando a lo que yo apoyo se refiere", dice él, "Yo creo en las normas de la medicina de Hipócrates. El propósito de la medicina es de salvar vidas humanas, no destruirlas. El salvar vidas humanas significa jóvenes quienes estén embarazadas o nó, mujeres mayors, mujeres no-nacidas, hombres a toda edad. Todas estas vidas humanas tienen valor. La propia idea que la protección a la vida antes de nacer y después de nacer deben decidirse por un tipo de agenda política en lugar de una ética estándard consistente demuestra cuán lejos de la bajada resbalosa nos estamos resbalando.


Si desea obtener información acerca del boletín del Dr. Brind, favor de escribir al: Abortion-Breast Cancer Quarterly, P.O. Box 3127, Poughkeepsie, NY 12603.

Janet Podell es editora de Abortion (1990), una colección de referencias de artículos y entrevistas.

OPCIONES - ELIJE
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